Así que cada sábado iba al Club de Pesca Mitre a escalar. Casi no existían las zapatillas de escalada, pédulas como se les decía en Rosario, el que las tenía era un rey. Rigalli tenía unas ninja boreal, y hasta una cuerda de escalada!! Yo y un grupo más usábamos unas cuerdas rojas casi estáticas, así que sólo escalábamos en top rope (cuerda pasada ya por el descuelgue superior, por lo que el que escala está asegurado por la cuerda en polea y no se cae, sólo queda colgado y evita así una caída de yendo de primero que sería muy peligrosa.)
También he tenido cuerdas de esas de nylon para veleros, estáticas como un alambre y que le salían unos bucles horribles que tapábamos con cinta americana! Necesitaban un proceso para que esto no pasara, como estirarlas y demás antes de cargarlas. Éstas duraban poco y pasaban a los kayaks…
Luego ya nos animábamos a ir de primeros porque sino eso no era escalar, nunca podías caerte y volar, así que el factor psicológico de equipar la pared con posibilidad de caídas, y el superarte técnica, táctica y psicológicamente desaparecía.
El problema de la escasez de pédulas lo solucionábamos con los botines Sacachispas. Éstos eran en realidad botines de fútbol pero tipo botitas y con todo el borde y la suela de goma, incluídos los tapones. Cada cual inventaba así sus propias zapas de escalada, cambiando los cordones, pintando algún costado, y limando los tapones y la suela en una piedra esmeril. Ah, y en las suelas venían dibujadas jugadas de fútbol!!
Parecían las firé, de esas primeras zapas de goma cocida que cambiaron la escalada en roca.
Los arneses se empezaron a conseguir, sobretodo los Outside.Un día conozco a quién sería mi “cordada”, Carlos Nuñez.
Con Charli empezamos a entrenar un poco a nuestra bola, y escalamos mucho juntos en la palestra y en Los Gigantes, Córdoba.
Hay que recordar que desde Rosario para pinchar hielo y nieve hay que hacer mil kilómetros hasta Mendoza, y quinientos hasta Córdoba para la roca; así que cada viaje se planeaba y resultaba una bomba, cada uno mejor que el otro.
También hicimos la Laja de Peterek sin friends y con sacachispas, De a poquito, el Diedro chico, Grande y La olla en solo…varios asados, guerras de carpas y demás quilombos.
Muchas veces íbamos llenando el bondi que fletaban Glauco y Piotto con sus cursos, y nosotros a escalar y luego descender en mtb.
De vuelta a la palestra los Gómez añadían más vías a la pared con mucho esfuerzo y gasto. Fabián empezó a fabricar una fisura por la pared de ladrillos con una moladora!!!
Más adelante se hacían vaquitas para juntar guita.
Con Charli dejamos un par de vías muy lindas y duras. Una, las chapas plateadas y la otra un proyecto que de probarlo nomás quedamos hechos polvo, “Juego de Niños”.
En la siguiente entrega: “La palestra, construcción de vías y mantenimiento”. Hasta más ver.
13 oct 2010
2 oct 2010
G.R.A.M. La escalada en Rosario. 3.
Junto al río Paraná se encontraba el Club de Pesca Mitre, tenía su viejo y torcido muelle de madera para pescar, cancha de bochas para los abuelos, algunos árboles y césped. Sobretodo había espacio para dejar las cosas sin temor a ser atropellado al agacharse !!...
El club estaba a nivel del río, así que había escaleras para bajar, y alguna vez alguien dijo que existió un ascensor…
La parte que a nosotros nos interesaba era una pared de contención que se levantaba unos 15 metros desde la zona verde del club. Casi toda estaba revocada con cemento, y una parte era de ladrillo vivo, por lo que se intuían vías de regletas y de bolitas de cemento que rebozaba entre los ladrillos. Hasta se podrían hacer fisuras comiendo estos ladrillos con una moladora o a mano!
Cuando me llevaron por primera vez estaban los cuatro de siempre que yo conocía, y unas pocas vías. Éstas eran presas de madera y compradas que se habían atornillado a la pared, y arriba los descuelgues estaban fijados con cable de acero a unas vigas de hierro de esas del tren que salían de la pared. Algunas de las vías eran: Las Galletitas, Misión Imposible, Gram 7ª, El Caño (curiosa escalada entre la pared usando unos enormes agujeros de antiguas vigas y el enorme caño de desagüe y sus anclajes de varillas roscadas que bajaba por el muro), y alguna más.
Arriba había unas canchas de paddle abandonadas, de cuando el furor de las paletas invadió la ciudad. Así que había para escalar, había potencial, y tranquilidad junto al Paraná y sus mosquitos.
La vía Misión Imposible (que luego se quedó en V/+ y la hacíamos en zapatillas comunes y hasta en solo alguna vez hasta la mitad!), yo la subía sudando y la terminaba con estribos apurando al máximo los peldaños, ufff.
Cada sábado estábamos ahí y aparecían nuevas caras y muchos de los alumnos de los cursos de Glauco y Gabriel. Había buen ambiente, con ganas de apretar algunos y otros a matear, y lo importante era que existía un espacio adonde ir y encontrar gente del palo.
Llegados a este punto comienza otra etapa para mí, la de los viajes a Los Gigantes en Córdoba para escalar en roca y la de expandir la palestra con más vías, para lo cual sería de especial importancia el trabajo desinteresado de una de las cordadas más famosas del lugar, Los Gómez.
El club estaba a nivel del río, así que había escaleras para bajar, y alguna vez alguien dijo que existió un ascensor…
La parte que a nosotros nos interesaba era una pared de contención que se levantaba unos 15 metros desde la zona verde del club. Casi toda estaba revocada con cemento, y una parte era de ladrillo vivo, por lo que se intuían vías de regletas y de bolitas de cemento que rebozaba entre los ladrillos. Hasta se podrían hacer fisuras comiendo estos ladrillos con una moladora o a mano!
Cuando me llevaron por primera vez estaban los cuatro de siempre que yo conocía, y unas pocas vías. Éstas eran presas de madera y compradas que se habían atornillado a la pared, y arriba los descuelgues estaban fijados con cable de acero a unas vigas de hierro de esas del tren que salían de la pared. Algunas de las vías eran: Las Galletitas, Misión Imposible, Gram 7ª, El Caño (curiosa escalada entre la pared usando unos enormes agujeros de antiguas vigas y el enorme caño de desagüe y sus anclajes de varillas roscadas que bajaba por el muro), y alguna más.
Arriba había unas canchas de paddle abandonadas, de cuando el furor de las paletas invadió la ciudad. Así que había para escalar, había potencial, y tranquilidad junto al Paraná y sus mosquitos.
La vía Misión Imposible (que luego se quedó en V/+ y la hacíamos en zapatillas comunes y hasta en solo alguna vez hasta la mitad!), yo la subía sudando y la terminaba con estribos apurando al máximo los peldaños, ufff.
Cada sábado estábamos ahí y aparecían nuevas caras y muchos de los alumnos de los cursos de Glauco y Gabriel. Había buen ambiente, con ganas de apretar algunos y otros a matear, y lo importante era que existía un espacio adonde ir y encontrar gente del palo.
Llegados a este punto comienza otra etapa para mí, la de los viajes a Los Gigantes en Córdoba para escalar en roca y la de expandir la palestra con más vías, para lo cual sería de especial importancia el trabajo desinteresado de una de las cordadas más famosas del lugar, Los Gómez.
19 jun 2010
Express tipo anillo, cuidado!
Atención con las cintas express tipo anillo.
Un accidente mortal ocurrido en la escuela estadounidense de New River Gorge advierte sobre el riesgo de usar cintas express tipo anillo sin haber revisado con anterioridad la colocación de los mosquetones y la goma o string de sujeción.
El pasado fin de semana, una escaladora murió en un accidente en la escuela estadounidense de New River Gorge (Virginia del Oeste) al precipitarse al suelo desde una vía. La víctima, identificada como Karen Feher, estaba supuestamente anclada a la cadena de una ruta y se estaba preparando para desmontarla.
A pesar de que los detalles de la investigación no están claros, algunas informaciones especulan sobre el hecho de que un posible fallo en el uso de las cintas express tipo anillo con Strings causara el accidente. De hecho, según advierte el fabricante Petzl , la combinación de dichos materiales en deportiva conlleva un riesgo si no se ha revisado estrictamente el material antes de su uso.
Es difícil realizar una descripción en palabras a raíz de lo sucedido. Recomendamos ver el vídeo adjunto al pie de la noticia. Y más todavía cuando parece ser que la escaladora estaba anclada a dos seguros a la vez. La idea es que un lado de la cinta vuelve a pasar por el mosquetón y eso deja a la pequeña y frágil banda de goma que se coloca para evitar el giro del mosquetón inferior realizar todo el trabajo de sustentación. Evidentemente, esa banda tiene escasa resistencia y se rompe, provocando la caída.
Este desgraciado accidente debe servir como advertencia, no sólo para los escaladores que usen este tipo de cintas express con string o goma de sujeción del mosquetón inferior, sino a toda la comunidad escaladora, de la necesidad de revisar en profundidad todo su material antes de utilizarlo. Su propia seguridad está en juego.
Desnivel. Por Isaac Fernández Actualizado 18.06.2010 17:31
Un accidente mortal ocurrido en la escuela estadounidense de New River Gorge advierte sobre el riesgo de usar cintas express tipo anillo sin haber revisado con anterioridad la colocación de los mosquetones y la goma o string de sujeción.
El pasado fin de semana, una escaladora murió en un accidente en la escuela estadounidense de New River Gorge (Virginia del Oeste) al precipitarse al suelo desde una vía. La víctima, identificada como Karen Feher, estaba supuestamente anclada a la cadena de una ruta y se estaba preparando para desmontarla.
A pesar de que los detalles de la investigación no están claros, algunas informaciones especulan sobre el hecho de que un posible fallo en el uso de las cintas express tipo anillo con Strings causara el accidente. De hecho, según advierte el fabricante Petzl , la combinación de dichos materiales en deportiva conlleva un riesgo si no se ha revisado estrictamente el material antes de su uso.
Es difícil realizar una descripción en palabras a raíz de lo sucedido. Recomendamos ver el vídeo adjunto al pie de la noticia. Y más todavía cuando parece ser que la escaladora estaba anclada a dos seguros a la vez. La idea es que un lado de la cinta vuelve a pasar por el mosquetón y eso deja a la pequeña y frágil banda de goma que se coloca para evitar el giro del mosquetón inferior realizar todo el trabajo de sustentación. Evidentemente, esa banda tiene escasa resistencia y se rompe, provocando la caída.
Este desgraciado accidente debe servir como advertencia, no sólo para los escaladores que usen este tipo de cintas express con string o goma de sujeción del mosquetón inferior, sino a toda la comunidad escaladora, de la necesidad de revisar en profundidad todo su material antes de utilizarlo. Su propia seguridad está en juego.
Desnivel. Por Isaac Fernández Actualizado 18.06.2010 17:31
20 abr 2010
Cresta de las Canaletas. Remuñe.
Algunas fotos del sabado 18 de Abril del 2010 por el Valle de Remuñe, en Benasque. Fuimos a la Cresta de las Canales con Sergio y David. Mucha nieve esta primavera y unas vistas impresionantes.
Fitas inferiores.
Llanos del Hospital desde la cresta..
Sergio.
Esteban.
David.
Cresta de las Canales...
Salvaguardia.
Mall Pintrat.
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23 feb 2010
Ardonés. Hielo.
23-02-2010.
Nos vamos con David a Ardonés, una zona donde nacieron varias rutas de hielo, mixto y algunas muy duras de dry tooling que llegan hasta el M10.
Nieve profunda y húmeda en la aproximación, aunque había huella. Las temperaturas empezaron a subir durante la mañana hasta los 8º positivos, así que nos centramos en este sector.
Zona recomendable para escalar vías cortas en hielo.
Nos vamos con David a Ardonés, una zona donde nacieron varias rutas de hielo, mixto y algunas muy duras de dry tooling que llegan hasta el M10.
Nieve profunda y húmeda en la aproximación, aunque había huella. Las temperaturas empezaron a subir durante la mañana hasta los 8º positivos, así que nos centramos en este sector.
Zona recomendable para escalar vías cortas en hielo.
6 feb 2010
G.R.A.M. Escalada en Rosario (2)
Con las zapatillas era más fácil, tomé prestadas unas de mi abuela, esas de andar por casa pero sin taco y con goma en la suela. Esas entrarían en los agujeros que hay entre los ladrillos y en los cantos que estaban picados.
Con el arnés era otro tema. Aunque no sabía nada de escalada era fácil darse cuenta que esto es lo que te sujeta a la cuerda y por lo tanto a la vida, y a seguir con los huesos enteros.
Según Alfredo tenía que comprar unos cuatro metros de las cintas con las que están hechos los cinturones de seguridad de los coches, y llevarlos a un zapatero bueno para que me lo cosa según el modelo Rigalli. Importante que use un tipo de hilo y las costuras de una forma reforzada.
Así que desatendiendo todo esto lo cosí en mi casa con un hilo apropiado y bien reforzado. Consistía en hacer dos loops según la medida de tu muslo, con un espacio entre los dos loops para la entrepierna. Luego cruzarse las cintas en dirección opuesta por detrás de la cintura y al frente hacer un nudo de unión de cinta plana para cerrar el arnés.
Antes de escalar el sábado hicimos la prueba y subiendo un poco me dejé colgar del arnés con un poco de envión, escuchando el sonido de algo que se descose al mismo tiempo. Las costuras se abrieron hasta la mitad…hasta el sábado que viene.
El viejo costurero del barrio se extrañó del pedido e hizo un trabajo excelente. Ya estaba listo.
Poco a poco fui descubriendo las diferentes maneras de subir, trucos y técnicas, dificultad e imposibles.
Siempre me acuerdo de cómo aprendí a que la cuerda no se pisa. Recibo un tatequieto en la nuca y Alfredo que dice: la cuerda NO se pisaaaa. Punto.
Como estábamos en un costado del túnel no había vereda y los autos te pasaban a mil a veinte centímetros. En otro túnel había más vías y algunas eran difíciles y más largas. El descuelgue que poníamos abrazando la baranda de cemento tenía que apoyarse sobre un caño lleno de cables. Éste pasaba en horizontal justo en el borde donde terminaba la escalada para llegar a la reunión.
Alguien trajo conos de tráfico y los poníamos sobre el estrecho espacio de césped junto a la pared.
La gente se paraba, miraba y sacaba fotos, alguno tiraba alguna ocurrencia como “se te cayó la pelota…?”.
Cada sábado aparecían nuevas y antiguas caras, y conocí a dos de los Antiguos, Glauco Muratti y Gabriel Piotto, entre otros.
Ellos daban cursos de Iniciación al Montañismo y de escalada, y estaban titulados en algo que no había escuchado antes: eran guías de montaña.
Un día llegaron dos más, Ariel y ya no me acuerdo del otro…Ellos habían equipado parte del puente, y preguntaron si queríamos ir a otra pared más alta….
Con el arnés era otro tema. Aunque no sabía nada de escalada era fácil darse cuenta que esto es lo que te sujeta a la cuerda y por lo tanto a la vida, y a seguir con los huesos enteros.
Según Alfredo tenía que comprar unos cuatro metros de las cintas con las que están hechos los cinturones de seguridad de los coches, y llevarlos a un zapatero bueno para que me lo cosa según el modelo Rigalli. Importante que use un tipo de hilo y las costuras de una forma reforzada.
Así que desatendiendo todo esto lo cosí en mi casa con un hilo apropiado y bien reforzado. Consistía en hacer dos loops según la medida de tu muslo, con un espacio entre los dos loops para la entrepierna. Luego cruzarse las cintas en dirección opuesta por detrás de la cintura y al frente hacer un nudo de unión de cinta plana para cerrar el arnés.
Antes de escalar el sábado hicimos la prueba y subiendo un poco me dejé colgar del arnés con un poco de envión, escuchando el sonido de algo que se descose al mismo tiempo. Las costuras se abrieron hasta la mitad…hasta el sábado que viene.
El viejo costurero del barrio se extrañó del pedido e hizo un trabajo excelente. Ya estaba listo.
Poco a poco fui descubriendo las diferentes maneras de subir, trucos y técnicas, dificultad e imposibles.
Siempre me acuerdo de cómo aprendí a que la cuerda no se pisa. Recibo un tatequieto en la nuca y Alfredo que dice: la cuerda NO se pisaaaa. Punto.
Como estábamos en un costado del túnel no había vereda y los autos te pasaban a mil a veinte centímetros. En otro túnel había más vías y algunas eran difíciles y más largas. El descuelgue que poníamos abrazando la baranda de cemento tenía que apoyarse sobre un caño lleno de cables. Éste pasaba en horizontal justo en el borde donde terminaba la escalada para llegar a la reunión.
Alguien trajo conos de tráfico y los poníamos sobre el estrecho espacio de césped junto a la pared.
La gente se paraba, miraba y sacaba fotos, alguno tiraba alguna ocurrencia como “se te cayó la pelota…?”.
Cada sábado aparecían nuevas y antiguas caras, y conocí a dos de los Antiguos, Glauco Muratti y Gabriel Piotto, entre otros.
Ellos daban cursos de Iniciación al Montañismo y de escalada, y estaban titulados en algo que no había escuchado antes: eran guías de montaña.
Un día llegaron dos más, Ariel y ya no me acuerdo del otro…Ellos habían equipado parte del puente, y preguntaron si queríamos ir a otra pared más alta….
28 ene 2010
Tierra de Abejas. 180m, IV-WI6, M7.
TIERRA DE ABEJAS, 180m, IV-WI6, M7.
Nueva via en el Valle de Remuñe, Benasque. Justo hasta la cima las Fitas inferiores del Mall Pintrat. Cascada efímera como las que más en el valle, largamente observada y hasta hoy no escalada. Precioso día, escalada increíble. Necesarios un juego de friends y algunos clavos además de los tornillos. Ascensión de hoy (26-01-10) junto con Esteban Juiz.
( Jordi Tosas).
La verdad una joya cuando se forma, a medida que te vas acercando se hace más grande y te avisa de la gran escalada que espera. Le pega el sol desde temprano, y antes dá sobre las campas de nieve superiores. El Jordi realmente se la curró, progresando con delicadeza sobre roca e hielo...
Salimos hasta arriba del todo y descendimos luego hacia la derecha a buscar una faja de nieve y desde un pino rapelamos con las dos cuerdas al suelo cerca de donde comenzamos a escalar.
Las reuniones quedan protegidas de la caída de rocas o hielo de la línea de escalada, algo a tener muy en cuenta.
Aproximación en ski y descenso esquiando a través del bosque hasta la carretera.
( Esteban).
22 ene 2010
G.R.A.M. Escalada en Rosario (1)
La escalada en Rosario. 1.
Desde que encontré en youtube un video del Grupo Rosarino de Actividades de Montaña que puso Fabián Gómez (lo puse también en este blog), los recuerdos me asaltan…
En los siguientes artículos trataré de contarles cómo empecé a ir a las montañas y a escalar. La historia puede parecer un poco bizarra por el escenario donde comienza, en Jujuy, y el desarrollo de la escalada en una ciudad.
El GRAM tiene larga vida en Rosario, y cuenta parte de su historia en su web: www.gram.com.ar
Yo sólo puedo hablar de la etapa que viví durante la década de los noventa. De ahí en adelante son otros los que escriben la historia…la pasada y la que vendrá.
Año 1989.
El hechizo vino en un viaje a Abdón Castro Tolay en Jujuy, donde éramos unas 15 personas en el grupo. El lugar está a cuatromil quinientos metros de altura. Fuimos con la parroquia de mi escuela de toda la vida, algunos eran amigos y otros desconocidos. El objetivo era llevar medicamentos y un panel solar al pueblo, que sólo contaba con unas dos horas de electricidad al atardecer. El encargado del viaje era el cura Elmo Gorza.
Una vez me fuí con un pastor de cabras y su rebaño al monte. Pasamos el día y la noche por ahí, rodeados de cimas de más de cincomil metros. Líneas que convergen en un punto en el cielo, montañas hechas de altura, roca, hielo y nieve.
Esos puntos allá arriba eran lo que iba a perseguir con pasión el resto de mi vida.
La silenciosa experiencia hizo que al volver a Rosario quisiera aprender a subir montañas.
El viaje pasó entre la carneada de una llama que nos comimos en un horno de barro, los bailes al atardecer, al principio con la red eléctrica, luego con el panel solar..
Compartí baile con una abuela de casi cien años, y regresé a mi ciudad.
Encuentro el Puente.
En un comercio llamado Mountain Group me dijeron que en un puente cerca del río algunos escalaban, creía que eran cuatro y me dió el nombre de uno: Alfredo.
Había que ir un sábado. En el puente de arco hecho de ladrillos me encontré a Alfredo Rigalli y Carlos Duckler. El primero de unos cuarenta años, profesor de Química, y el otro informático de unos veintiséis años.
La cosa consistía en subir por la pared hasta la baranda donde estaba la reunión. Me prestaron su arnés y me aseguraron para probar….y no pude subir los condenados ocho metros. De algo estaba seguro aunque no sabía muy bien porqué, iba a volver hasta que lo hiciera. Sin problemas me dijeron que podía volver cuando quisiera pero que me trajera un arnés y zapatillas para escalar. Este punto merece que me extienda un poco, ya que no fué tan fácil encontrar el equipo para el sábado siguiente, aunque lo intenté con mis aciertos y mis errores….
Desde que encontré en youtube un video del Grupo Rosarino de Actividades de Montaña que puso Fabián Gómez (lo puse también en este blog), los recuerdos me asaltan…
En los siguientes artículos trataré de contarles cómo empecé a ir a las montañas y a escalar. La historia puede parecer un poco bizarra por el escenario donde comienza, en Jujuy, y el desarrollo de la escalada en una ciudad.
El GRAM tiene larga vida en Rosario, y cuenta parte de su historia en su web: www.gram.com.ar
Yo sólo puedo hablar de la etapa que viví durante la década de los noventa. De ahí en adelante son otros los que escriben la historia…la pasada y la que vendrá.
Año 1989.
El hechizo vino en un viaje a Abdón Castro Tolay en Jujuy, donde éramos unas 15 personas en el grupo. El lugar está a cuatromil quinientos metros de altura. Fuimos con la parroquia de mi escuela de toda la vida, algunos eran amigos y otros desconocidos. El objetivo era llevar medicamentos y un panel solar al pueblo, que sólo contaba con unas dos horas de electricidad al atardecer. El encargado del viaje era el cura Elmo Gorza.
Una vez me fuí con un pastor de cabras y su rebaño al monte. Pasamos el día y la noche por ahí, rodeados de cimas de más de cincomil metros. Líneas que convergen en un punto en el cielo, montañas hechas de altura, roca, hielo y nieve.
Esos puntos allá arriba eran lo que iba a perseguir con pasión el resto de mi vida.
La silenciosa experiencia hizo que al volver a Rosario quisiera aprender a subir montañas.
El viaje pasó entre la carneada de una llama que nos comimos en un horno de barro, los bailes al atardecer, al principio con la red eléctrica, luego con el panel solar..
Compartí baile con una abuela de casi cien años, y regresé a mi ciudad.
Encuentro el Puente.
En un comercio llamado Mountain Group me dijeron que en un puente cerca del río algunos escalaban, creía que eran cuatro y me dió el nombre de uno: Alfredo.
Había que ir un sábado. En el puente de arco hecho de ladrillos me encontré a Alfredo Rigalli y Carlos Duckler. El primero de unos cuarenta años, profesor de Química, y el otro informático de unos veintiséis años.
La cosa consistía en subir por la pared hasta la baranda donde estaba la reunión. Me prestaron su arnés y me aseguraron para probar….y no pude subir los condenados ocho metros. De algo estaba seguro aunque no sabía muy bien porqué, iba a volver hasta que lo hiciera. Sin problemas me dijeron que podía volver cuando quisiera pero que me trajera un arnés y zapatillas para escalar. Este punto merece que me extienda un poco, ya que no fué tan fácil encontrar el equipo para el sábado siguiente, aunque lo intenté con mis aciertos y mis errores….
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